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15 Como ella y su familia fueron bautizadas, nos rogó diciendo: “Ya que han juzgado que soy fiel al Señor, entren en mi casa y quédense”. Y nos obligó a hacerlo.

Pablo y Silas en la cárcel

de Filipos

16 Aconteció que, mientras íbamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una joven esclava que tenía espíritu de adivinación, la cual producía gran ganancia a sus amos, adivinando. 17 Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, gritaba diciendo:

—¡Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes les anuncian el camino de salvación!

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